ESPONDILOLISTESIS parte 2


La vez pasada les conté de mi visita con el médico y de su conclusión. Ahora les contaré un poco de mi cirugía...

    

     Busqué otras opciones que solamente me confundieron. Decidí regresar con el mismo doctor de antes y fijamos la fecha para mi cirugía: el 22 de marzo del 2011.

     Los días antes de la cirugía realmente fueron una tortura. Estaba muy enojada con Dios que nací con este problema. Que tendría que pasar por una cirugía lumbar... Que tenía que vivir con dolores de espalda; me parecía muy injusto. Recuerdo que en esos días escuché una canción de Don Omar y cada vez que la vuelvo a escuchar, se me revuelve el estómago, tengo un nudo en la garganta y siento lo que en aquel entonces sentí. Palabras no existen para describir ese sentimiento... Ese miedo... Ese coraje...

     ¿Si me acuerdo del día de la cirugía? Como si hubiera sido ayer. Me despertó la alarma. Me levanté sabiendo que hoy sería un día totalmente diferente. Me alisté y después me cepillé los dientes. Me miraba al espejo diciéndome que era muy fuerte, que podría soportar y superar cualquier cosa. Salimos rumbo al hospital mi mamá, mi hermana y yo. En el camino seguía con un nudo en la garganta que no me dejaba pensar en otra cosa que en mi cirugía. Recuerdo entrar alrededor de las 8am a la sala de espera y decirle al recepcionista el motivo por qué estaba ahí. Me internaron y unas enfermeras muy amables me pusieron el suero.



     En el mismo cuarto había una mujer embarazada y muy nerviosa; preparándose para su cesárea. Me dio lástima que tuvo que pasar por tanto miedo. Yo estaba más tranquila de lo que pensé y esperando con ansias un mensaje de mi novio. ¡Lo recibí, pero no recuerdo qué decía!

     Después de un tiempo llegaron las enfermeras para llevarme a la sala de operación. Al salir del cuarto noté que mi hermana y mamá estaban muy preocupadas. Les dije adiós y de corazón deseé que no se preocuparan demasiado. Una enfermera me dijo en el camino que esperaba que todo saldría bien y que Dios me bendiga. Eso tocó profundamente mi corazón. En la sala de operación escuché al anestesiólogo y otras personas hablando de sus fiestas y me pareció una falta de respeto hacia mi dolor. Me molesté y empecé a llorar. De ahí ya no recuerdo nada hasta que desperté con un dolor indescriptible en mi zona lumbar. Quería levantarme un poquito y no me dejaron hacer nada. Pensé que ya nunca me iban a sacar del cuarto dónde me tenía que recuperar de la anestesia. Mi cirugía duró aproximadamente 10 horas. Cuando al fin me llevaron al cuarto, ya tenía mucha visita. Mi novio amoroso, una amiga y familiares.




     Los 5 días en el hospital parecían no acabarse. Tenía que estar acostada sin moverme y no pude comer, solamente tomar líquidos. Mi familia y mi novio se turnaron los días para quedarse conmigo. ¡Se los agradezco mucho!

     Me llevaron a la casa en una ambulancia y recuerdo que escuchaban música alegre. ¡También tuvieron preparada una comida muy rica! Al día siguiente, cuando el doctor me visitó, me pude parar por primera vez después de la cirugía. Aún estaba muy débil y por eso duré unos días sin caminar. Después mi novio me ayudó a levantarme y caminar más. Él me vino a visitar todos los días el primer tiempo que estuve en casa.

     Los días eran tan largos. Pensé que ya nunca tendría una vida normal. Emocionalmente me sentía sola y esperaba con ansias que alguna de mis amigas me iban a visitar. (¡Estoy muy agradecida por toda la comida que recibimos, los detalles y las visitas!)

     Pero todo eso pasó, ¡gracias a Dios! Últimos de agosto ya estaba trabajando de maestra en una escuela pequeña. Puedo decir que me sentía muy bien. Cuidaba mis movimientos y no levantaba cosas pesadas. Así pasó el tiempo, sin grandes complicaciones. En febrero del 2012 mi novio me propuso matrimonio y acepté. ¡Estuve súper feliz y muy emocionada por planear nuestra boda!

Desde el corazón de una mujer...

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